miércoles, 4 de diciembre de 2013

PUEDE UN CRISTIANO SER MALDITO? / RAZONES LEGALES DEL DIABLO PARA MALDECIR A UN CRISTIANO!

Cuando Dios conducía a los hijos de Israel a la tierra prometida de Canaán, sabía que toda persona en esa tierra se encontraba relacionada con la creencia y la adoración de demonios. Por medio de Moisés, el Señor dio instrucciones muy cuidadosas y precisas a su pueblo para que no cayeran en la trampa de adorar a los demonios, ni tampoco recibieran algún daño como consecuencia de alguna maldición al entrar a ese territorio.
El Antiguo Testamento contiene un caudal de información que debiéramos usar en nuestra vida. Sobre la nación de Israel cayeron maldiciones, hambre y destrucción cuando se apartaron de lo dicho por el Señor. Lo mismo está ocurriendo en la vida de los cristianos hoy. Ya no estamos bajo la ley dada a Moisés. Jesucristo cumplió la ley y nos hizo libres bajo el nuevo pacto en su sangre. (Véanse Gálatas 4:5; Mateo 5:17,18.) No obstante, los principios espirituales prescritos para los hijos de Israel siguen siendo válidos para nuestra vida hoy. La adoración a los demonios y el ocultismo nos rodean, como ocurría con los israelitas en la tierra de Canaán. Satanás no ha cambiado. Lo que él y sus seguidores han hecho es cubrirse con un sutil disfraz para tratar de evitar que los reconozcamos. Por lo tanto, haremos bien en poner atención a la siguiente orden que Dios dio a los líderes de los hijos de Israel:

Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio. (Ezequiel 44:23)

Lamentablemente, hemos descubierto que son muy pocos los cristianos que tienen algún conocimiento de esto que el Señor llama no limpio. Por lo tanto, sus vidas y sus hogares están atestados de cosas inmundas que permiten que las maldiciones actúen en la vida de ellos.
Moisés enseñó a los hijos de Israel la diferencia entre lo santo y lo profano. Y fue este conocimiento el que les permitió saber qué cosas les traerían bendiciones o maldiciones.

“Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. (Deuteronomio 30:15,19)


Está claro que el éxito y la bendición, o el fracaso y la maldición, en nuestra vida, dependerán del conocimiento que tengamos de las enseñanzas del Señor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario