jueves, 5 de diciembre de 2013

Maldiciones enviadas directamente por medio de la hechicería



Algunas de las maldiciones más fáciles de quebrantar, pero al mismo tiempo de las más difíciles de identificar, son las enviadas directamente por medio de la hechicería. Por lo general, la gente va a un brujo o sacerdote de alguna religión como la santería, el vudú, o recurre a poderes mágicos para embrujar a alguien que conocen. Estos hechizos son en realidad maldiciones; son espíritus malignos invocados por medio de un rito secreto y enviados a personas específicas con un propósito preciso. Normalmente, sólo el Espíritu Santo puede hacernos conscientes de la presencia de estas maldiciones en nuestra vida. Podemos, por supuesto, tener indicaciones de amenazas, enojo y odio por las expresiones de las personas, pero no podemos estar seguros de esas cosas. Estas maldiciones pueden ser rotas con mucha facilidad, y a los demonios que tienen que ver con ellas se les puede ordenar que huyan en el nombre de Jesucristo.
Una enseñanza no bíblica en ciertos círculos cristianos consiste en devolver las maldiciones a los que las han enviado. Esta idea; que está muy difundida, enseña que si uno es consciente de que alguien que practica la hechicería le ha enviado una maldición, lo que tiene que hacer es duplicarla y devolverla al hechicero. Todo en el nombre de Jesucristo, por supuesto. ¡Pero esto es malo, absolutamente malo!

Veamos lo que enseña Jesús, según lo registra Lucas:
Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
(Lucas 6:27,28)


Jesús niega de plano la enseñanza de devolver las maldiciones. Pero deténgase y piense por un minuto en este asunto. ¿Quiénes están relacionados con las maldiciones? Los espíritus malignos. De modo que si usted le regresa una maldición a la persona que se la envió, le está enviando espíritus malignos a alguien, y eso es hechicería. Y si duplica la maldición y la devuelve, estará enviando el doble de demonios que fueron enviados primero contra usted. Querido hermano, querida hermana: ¡Los cristianos no están para enviarle malos espíritus a nadie!



Maldiciones mediante el uso de artículos personales
Es común que un hechicero menos poderoso o que una persona que practica una religión ocultista necesite un objeto personal de alguien antes de poder enviarle una maldición. Estos hechiceros se valen de estos objetos en sus ritos para enviar las maldiciones. Los objetos más comunes son las fotografías, los mechones de cabello o los restos de uñas, así como prendas personales de vestir. Estos son usados como representaciones. Los espíritus demoníacos relacionados con este tipo de ritos requieren estos objetos para identificar a la persona a la que han sido enviados a perturbar. Si usted se percata de que alguien ha tomado algún objeto suyo con la intención de utilizarlo en un rito para maldecirlo, lo mejor que puede hacer es recobrar el objeto. Esto es, por lo general, imposible, pero no se desanime, ya que nuestro Dios es poderoso y ha hecho provisión para nuestra liberación, a pesar de esta dificultad. Lo que recomendamos es que la persona que ha sido maldecida ore y pida al Señor que destruya el objeto personal robado, y que lo vuelva ineficaz para los propósitos demoníacos. Y después, en el nombre de Jesucristo ordene que todas las maldiciones sean quebrantadas y que los demonios asociados con ellas huyan para siempre.

Maldiciones por medio de los animales favoritos
Los cristianos muy enfrascados en la contienda espiritual experimentan, por lo general, un problema: el de las maldiciones enviadas a sus animales favoritos para matarlos. Muchas veces hemos notado que los bigotes de nuestro gato han sido cortados. Lo mismo ha sucedido con nuestro perro, pero con menos frecuencia. Cuando esto ocurre, enseguida nos damos cuenta de que alguien ha enviado una maldición contra uno de nuestros animales. Los animales son fáciles de deshechizar porque ellos no tienen pecado y los espíritus malignos no tienen el derecho legal de estar en ellos ni de afligirlos. Lo que hay que hacer simplemente es ungir al animal con aceite y orar, y ordenar que cualquier maldición sea quebrantada y que los demonios huyan en el nombre de Jesucristo.
Y no olvide orar por la total restauración física y emocional de su animal después que haya roto las maldiciones y puesto en fuga a los demonios. Los animales, por lo general, no saben cómo decirnos cuánto sufren. Los espíritus malignos atormentan a los animales física y emocionalmente de la misma manera que lo hacen con los humanos. Son muchos los granjeros que han quedado en la bancarrota económica porque se les ha muerto el ganado a causa de enfermedades, o porque los animales no han tenido crías como resultado de maldiciones colocadas contra ellos. Pero nuestro Señor se encuentra íntimamente relacionado con su creación y está más que dispuesto a sanar a nuestros animales si se lo pedimos.
¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. (Mateo 10:29)

Maldiciones por medio de regalos que han sido maldecidos

El rey Salomón enunció un principio muy interesante en el libro de Proverbios:
El que no da el regalo prometido, es como una nube que pasa sobre el desierto sin dejar caer lluvia. (Proverbios 25:14), La Biblia al Día
Una de las maneras más comunes de que se vale un ocultista para lograr que los demonios se introduzcan en la casa de un cristiano, es obsequiándole cualquier regalo al que han asignado un espíritu maligno. A veces colocan la maldición en el dinero y después se lo ofrecen a alguien, y si la víctima lo acepta, es activada en su vida una maldición de pobreza o de destrucción. Las maldiciones a través del dinero se utilizan con frecuencia para colocar una maldición de control sobre la confiada víctima, a la Sin embargo, tenemos la firme convicción de que la única que siguen dando más y más dinero. Cada vez que la solución frente a los regalos reiterados es negarse a persona le regala dinero, más espíritus malignos son recibirlos, colocados en su vida para mantenerlo bajo el control del donador.
Lo mejor sería, por supuesto, no aceptar los regalos desde el primer momento. Sin embargo, no siempre tenemos esta clase de discernimiento en el momento que nos es dado el regalo.
Esto muestra la importancia de andar en humildad delante de nuestro Señor. La mejor arma que tenemos contra esta clase he maldiciones es la humildad. ¡Aceptemos el hecho de que no somos perfectos y de que podemos ser engañados! Por lo tanto, tenemos que continuar confiando del todo en que el Señor nos revelará cualquier engaño que se intente contra nosotros, ya que si somos altivos es posible que no lo haga. Nada humilla tanto nuestro orgullo como el saber que se nos ha engañado. Hay que estar, entonces, siempre alertas y probarlo todo teniendo como referencia la Palabra de Dios. Si una persona está colocando maldiciones en usted a través del obsequio permanente de regalos, especialmente de dinero, el Señor sacará a la luz, con toda seguridad, los motivos malévolos de la persona, a través de sus palabras, actitudes o acciones. Si usted está alerta, se dará cuenta de que la vida de esa persona no está en consonancia por completo con la Palabra de Dios. No obstante, por el deseo que tiene la víctima de recibir los regalos, evitará cualquier palabra, actitud o acción indebida, o no hará en absoluto caso de ellos.

Una vez que el Señor nos muestra el problema, por lo general optamos por deshacernos del regalo. Si no es un objeto hecho específicamente para emplearse en el servicio a Satanás, puede ser ungido y purificado, y la maldición del regalo quebrantada en el nombre de Jesucristo.

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