Por lo general, actuamos sin pensar ni orar,
y con frecuencia lo que conseguimos es meternos en problemas. Podemos andar por
terrenos donde no tenemos el derecho legal de estar, y esta conducta descuidada
traerá algunas veces maldiciones sobre nuestra vida. En este capítulo consideraremos
estas clases de maldiciones y cómo enfrentarlas.
La dirección divina es indispensable
“Y Moisés
dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho. Y se
levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí
para subir al lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado. Y dijo
Moisés: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá
bien. No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos
delante de vuestros enemigos. Porque el amalecita y el cananeo están allí
delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a
seguir a Jehová, por eso no estará Jehová con vosotros. Sin embargo, se
obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Jehová, y
Moisés, no se apartaron de en medio del campamento, Y descendieron el amalecita
y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron,
persiguiéndolos hasta Horma.
(Números
14:39-45)
“Respondió
entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo
hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el
Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. (Juan 5:19)
Jesús hizo sólo lo que el Padre le mandó, y
lo mismo debemos hacer nosotros. Por lo tanto, no tenemos la autoridad de ir a
una batalla que nuestro Señor no nos ordene pelear. No podemos andar libres de
peligros en el territorio de Satanás a menos que el Señor nos lo haya mandado
hacer. En el pasaje de Números vemos que los hijos de Israel trataron de ir a
una batalla que el Señor nos les había ordenado pelear. Obraron
presuntuosamente yendo a la batalla y el resultado logrado fue la derrota.
No podemos ser arrogantes en nuestro andar
con el Señor. Tenemos que recordar siempre que Jesús es nuestro líder. Por lo
tanto, no podemos hacer nada si Él antes no nos lo manda a hacer. Quisiéramos
darle algunos ejemplos de cristianos que atrajeron maldiciones sobre ellos
mismos por violar este importante principio.
Cuando se viola el territorio de
Satanás
Caí (yo,
Rebecca) en esta trampa hace ya varios años. Siempre me han fascinado los
diversos materiales tales como el alabastro mencionado en el Nuevo Testamento.
Nunca antes había tenido la oportunidad de ver algunas de estas cosas. Pero
ocurrió que cuando estudiaba medicina en la década de los años setenta, vino de
Egipto a los Estados Unidos la exhibición del rey Tutan-kamón. Muchos objetos
antiguos y hermosos que se extrajeron de la tumba del rey Tutan-kamón de Egipto
estaban en exhibición. Sin detenerme a consultar al Señor, decidí ir a verlos
porque estaba ansiosa por observar el alabastro y otros hermosos materiales de
los tiempos bíblicos. No tenía ninguna idea de las consecuencias desastrosas y
de extraordinario alcance que me sobrevendrían como resultado de ese viaje.
Toda la
exposición fue de verdad hermosa y fascinante, y disfruté mucho de ella. Ese
mismo año, mi problema de salud crónico se agravó, y durante los siguientes trece
años batallé con graves enfermedades, una tras otra. Tan pronto como el Señor
me curaba de un grave padecimiento, comenzaba otro, y no importaba cuanto orara
y ayunara, o quién orara por mí, mi salud no mejoraba. Era una persona enferma
y debilitada cuando Daniel y yo nos casamos.
Cerca de
seis meses después de habemos casado, estábamos acostados en la cama una noche
intercambiando puntos de vista acerca de la Palabra de Dios (como es nuestra costumbre),
cuando le pregunté a Daniel si él había visto alguna vez el alabastro. Me
contestó que no. Entonces le dije cómo lo había visto en la exhibición del rey
Tutan-kamón, y le pregunté si había visitado la exhibición. De nuevo me
respondió que no lo había hecho. Aunque en ese tiempo no era cristiano, no fue
a ver la exposición por el conocimiento que ya tenía de la historia de Egipto.
Daniel me
informó que para proteger de los ladrones las tumbas de los faraones, se habían
hecho poderosos conjuros sobre las tumbas. De modo que cualquier persona que
abriera una tumba, que penetrara en ella, o que siquiera viera los objetos que
había en ella, quedaba en seguida bajo una poderosa maldición de muerte y
destrucción sobre su vida colocada por los espíritus malignos puestos para
guardar las tumbas. Durante muchos años esto basto para mantener alejados a los
ladrones. Pero a medida que pasaron los años y nuevos reinos surgieron, la
gente se olvidó del poder de los hechiceros egipcios. ¡Sin embargo, los
demonios no lo olvidaron! Tales conjuros se habían colocado sobre la tumba del
rey Tutan-kamón cuando se construyó, y todavía están en vigor. Usted recordará
que las personas que estuvieron en la excavación de su tumba, murieron todas
antes de haber transcurrido dos años de terminada la excavación.
Por haber
ido a ver los objetos de la tumba del rey Tutan-kamón, fue colocada sobre mi
vida una poderosa maldición de destrucción. Porque pertenecía al Señor, Él no
permitió que los demonios me mataran, pero sí me causaron sufrimientos durante
muchos años. Tan pronto como me di cuenta de lo que había hecho, me senté en la
cama y en seguida le pedí perdón al Señor por haber ido a ver esa exhibición
sin preguntarle si era voluntad de Él que lo hiciera. Luego, ejercí autoridad
sobre la maldición y ordené que fuera quebrantada en el nombre de Jesucristo. Y
para terminar, ordené a todos los espíritus malos que tenían que ver con la esa
maldición que, de inmediato y para siempre, se apartaran de mí en el nombre de
Jesucristo.
¡Qué
cambio tan grande se produjo! Mi salud comenzó a mejorar desde ese momento y no
he tenido ninguna enfermedad de importancia desde entonces. En realidad, rara
vez me enfermo y casi nunca pesco un resfriado. Ahora me siento más fuerte y
más saludable, como nunca me había sentido en toda mi vida. ¡Alabado sea el Señor!
¿Visitó usted la exposición del rey
Tutankamón cuando ésta recorrió los Estados Unidos? Si lo hizo, entonces ponga
manos a la obra y libérese de las maldiciones de destrucción y muerte puestas
sobre su vida.
Hace poco
tiempo, recibimos llamadas telefónicas de dos pastores y sus esposas. Estas
parejas no se conocen entre sí y viven en diferentes partes del país. Durante
años, ambos matrimonios y sus hijos han experimentado todo tipo de desastres y
problemas que son, sin duda alguna, demoníacos y el resultado de maldiciones.
Al averiguar sus historias tratando de encontrar el origen de sus problemas,
nos produjo consternación saber que todos ellos habían visitado un campamento
espiritista del medio oeste norteamericano cuando ellos estudiaban en el seminario.
Este queda a unos pocos kilómetros de distancia de ese campamento.
Conozco
bien el lugar y he ministrado a muchas personas que se han relacionado con este
campamento espiritista. Es un antiguo y poderoso lugar, utilizado para el
reclutamiento y el adiestramiento en ocultismo y satanismo. Este campamento fue
fundado en la primera década del 1800. Ya han transcurrido varios años desde
que visité el lugar por última vez, pero dudo que haya cambiado mucho.
El
campamento es literalmente un pueblo enclavado en otro pueblo, y su nombre está
escrito en un arco situado en la parte superior de unas puertas de hierro, muy
adornadas, a cuyos lados hay columnas de piedra que guardan la entrada. Una vez
que se entra, uno encuentra calles con casas muy bien cuidadas y conservadas,
algunas de las cuales son antiguas y muy hermosas. En el frente de cada casa
hay una placa que informa acerca de las prácticas ocultistas de las personas
que viven en ellas, prácticas tales como lectura de la bola de cristal, lectura
de la palma de la mano, espiritismo, nigromancia, adivinación y sesiones
espiritistas.
Hay
también un museo dedicado a la hechicería y al espiritismo, una iglesia
espiritista y un antiguo y bien conservado cementerio. Entre las cosas
interesantes en cuanto a este cementerio, están los muebles de color blanco,
hechos de hierro forjado, que se encuentran en muchas de las tumbas. Las mesas
redondas, de estilo provenzal francés, tienen dos sillas, una a cada lado de la
mesa, que les hacen juego. Las sillas carecen de asientos porque las personas
que vienen al cementerio levitan a un lado de la mesa, mientras que el espíritu
de la persona que está en la tumba presuntamente sale de ella para levitar
sobre la otra silla, mientras se comunican.
Este lugar
es territorio de Satanás; todo él le pertenece legalmente. Todas las personas
que viven dentro de sus paredes están inmersas del todo en el ocultismo. El
campamento es como un imán que atrae a los curiosos y a los ignorantes. Los
espíritus malignos que reinan en este campamento tienen un poder increíble, y
defienden celosamente este lugar. Cualquier persona que penetre en este
territorio, que no esté relacionada con el ocultismo ni le profese fidelidad a
esos demonios, se coloca bajo su ataque directo y recibe una maldición de
destrucción sobre su vida. Esto, por supuesto, es particularmente cierto
cuando se trata de una persona cristiana. Los demonios odian a los cristianos y
consideran que es una ofensa directa el que un cristiano viole su territorio.
Ya que es de ellos este territorio, los demonios tienen el derecho legal de
poner maldiciones de destrucción sobre la vida de cualquier persona que se
aventure en sus dominios.
Para alarma nuestra, nos enteramos por estas
dos parejas que los estudiantes del seminario vecino acostumbran visitar con
frecuencia al campamento espiritista con el solo propósito de divertirse, y por
pura curiosidad. Y para mayor asombro de nuestra parte, nos enteramos de que
años atrás los estudiantes de un curso de religiones mundiales eran llevados de
excursión para ver el campamento y para entrevistarse con algunas de las
personas que allí vivían. ¡Una persona me dijo que su clase asistió a una
conferencia sobre sesiones espiritistas y cómo se realizaban, dictada por una
de las personas que vivían en el campamento!
Toda persona que haya participado en una de
estas excursiones, o que haya visitado ese campamento por simple curiosidad, o
con el fin de divertirse, ha recibido una maldición de destrucción sobre su
vida, y también sobre su familia y sus descendientes. ¿Son reales estas
maldiciones en la vida de las personas? ¡Terriblemente reales! Porque Satanás y
sus demonios tienen el derecho legal de atacar a estas personas. Una y otra vez
en el Antiguo Testamento, Dios ordena a los hijos de Israel a no tener nada que
ver con las prácticas secretas de los cananeos. Debían destruir de inmediato
todo lo que tuviera algo que ver con la adoración a los demonios, aun a las
personas. En ningún lugar la
Palabra de Dios favorece la curiosidad por estas cosas.
Estuve
(yo, Rebecca) en este campamento espiritista sólo una vez en mi vida, y eso fue
porque el Señor me ordenó con claridad que fuera para que supiera con lo que me
estaba enfrentando. Fui allí después de orar mucho, y al regresar me esmeré en
ordenar que fueran quebrantadas todas las maldiciones puestas sobre mí mientras
estuve en ese lugar.
¿Ha visitado usted algún campamento
espiritista, alguna aldea o pueblo que se considere a sí mismo como de la Nueva Era ó de las
ciencias ocultas, a un festival psíquico, o a alguna otra actividad ocultista o
lugar sin que el Señor se lo haya ordenado? Si es así, entonces ha recibido
maldiciones de destrucción sobre su vida y la de su familia, y necesita
arrepentirse por haber actuado de manera irresponsable con las cosas de
Satanás. En tal caso, debe ejercer autoridad sobre todas estas maldiciones y
ordenarles que sean rotas en el nombre de Jesucristo. Ordene a todos los
demonios que tienen que ver con estas maldiciones que desaparezcan para siempre
de su vida en el nombre de Cristo.
Tenemos que andar con sumo cuidado y humildad
ante nuestro Señor. Debemos tener cuidado de ni siquiera visitar algo que sea
profano e inmundo. Debemos tener cuidado de no volvernos arrogantes y de no
enfrentarnos a una batalla que el Señor no nos haya ordenado pelear
específicamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario