jueves, 5 de diciembre de 2013

Las violaciones de los derechos territoriales de Satanas. Noo te metas ahí!!



Por lo general, actuamos sin pensar ni orar, y con frecuencia lo que conseguimos es meternos en problemas. Podemos andar por terrenos donde no tenemos el derecho legal de estar, y esta conducta descuidada traerá algunas veces maldiciones sobre nuestra vida. En este capítulo consideraremos estas clases de maldiciones y cómo enfrentarlas.

La dirección divina es indispensable
La Biblia nos previene en contra de estar en contacto con el territorio de Satanás. La Palabra de Dios también nos amonesta en contra de marchar a la batalla contra Satanás sin haber recibido de parte del Señor órdenes específicas de hacerlo.
“Y Moisés dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho. Y se levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado. Y dijo Moisés: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá bien. No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos. Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a seguir a Jehová, por eso no estará Jehová con vosotros. Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Jehová, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento, Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma.
(Números 14:39-45)

“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. (Juan 5:19)

Jesús hizo sólo lo que el Padre le mandó, y lo mismo debemos hacer nosotros. Por lo tanto, no tenemos la autoridad de ir a una batalla que nuestro Señor no nos ordene pelear. No podemos andar libres de peligros en el territorio de Satanás a menos que el Señor nos lo haya mandado hacer. En el pasaje de Números vemos que los hijos de Israel trataron de ir a una batalla que el Señor nos les había ordenado pelear. Obraron presuntuosamente yendo a la batalla y el resultado logrado fue la derrota.
No podemos ser arrogantes en nuestro andar con el Señor. Tenemos que recordar siempre que Jesús es nuestro líder. Por lo tanto, no podemos hacer nada si Él antes no nos lo manda a hacer. Quisiéramos darle algunos ejemplos de cristianos que atrajeron maldiciones sobre ellos mismos por violar este importante principio.


Cuando se viola el territorio de Satanás

La Biblia es muy clara cuando nos ordena no tocar nada inmundo. Cualquier zona que Satanás pueda reclamar legalmente como suya, así como cualquier cosa que tenga que ver con espíritus malignos, es inmunda. Por eso debemos tener mucho cuidado en cuanto a dónde vamos y en qué participamos. ¿Ha visitado usted algún lugar que tenga que ver con el ocultismo? ¿Ha visitado algún templo o santuario dedicado a una divinidad demoníaca, sin preguntarle antes al Señor si es su voluntad que lo haga?
Caí (yo, Rebecca) en esta trampa hace ya varios años. Siempre me han fascinado los diversos materiales tales como el alabastro mencionado en el Nuevo Testamento. Nunca antes había tenido la oportunidad de ver algunas de estas cosas. Pero ocurrió que cuando estudiaba medicina en la década de los años setenta, vino de Egipto a los Estados Unidos la exhibición del rey Tutan-kamón. Muchos objetos antiguos y hermosos que se extrajeron de la tumba del rey Tutan-kamón de Egipto estaban en exhibición. Sin detenerme a consultar al Señor, decidí ir a verlos porque estaba ansiosa por observar el alabastro y otros hermosos materiales de los tiempos bíblicos. No tenía ninguna idea de las consecuencias desastrosas y de extraordinario alcance que me sobrevendrían como resultado de ese viaje.
Toda la exposición fue de verdad hermosa y fascinante, y disfruté mucho de ella. Ese mismo año, mi problema de salud crónico se agravó, y durante los siguientes trece años batallé con graves enfermedades, una tras otra. Tan pronto como el Señor me curaba de un grave padecimiento, comenzaba otro, y no importaba cuanto orara y ayunara, o quién orara por mí, mi salud no mejoraba. Era una persona enferma y debilitada cuando Daniel y yo nos casamos.
Cerca de seis meses después de habemos casado, estábamos acostados en la cama una noche intercambiando puntos de vista acerca de la Palabra de Dios (como es nuestra costumbre), cuando le pregunté a Daniel si él había visto alguna vez el alabastro. Me contestó que no. Entonces le dije cómo lo había visto en la exhibición del rey Tutan-kamón, y le pregunté si había visitado la exhibición. De nuevo me respondió que no lo había hecho. Aunque en ese tiempo no era cristiano, no fue a ver la exposición por el conocimiento que ya tenía de la historia de Egipto.
Daniel me informó que para proteger de los ladrones las tumbas de los faraones, se habían hecho poderosos conjuros sobre las tumbas. De modo que cualquier persona que abriera una tumba, que penetrara en ella, o que siquiera viera los objetos que había en ella, quedaba en seguida bajo una poderosa maldición de muerte y destrucción sobre su vida colocada por los espíritus malignos puestos para guardar las tumbas. Durante muchos años esto basto para mantener alejados a los ladrones. Pero a medida que pasaron los años y nuevos reinos surgieron, la gente se olvidó del poder de los hechiceros egipcios. ¡Sin embargo, los demonios no lo olvidaron! Tales conjuros se habían colocado sobre la tumba del rey Tutan-kamón cuando se construyó, y todavía están en vigor. Usted recordará que las personas que estuvieron en la excavación de su tumba, murieron todas antes de haber transcurrido dos años de terminada la excavación.
Por haber ido a ver los objetos de la tumba del rey Tutan-kamón, fue colocada sobre mi vida una poderosa maldición de destrucción. Porque pertenecía al Señor, Él no permitió que los demonios me mataran, pero sí me causaron sufrimientos durante muchos años. Tan pronto como me di cuenta de lo que había hecho, me senté en la cama y en seguida le pedí perdón al Señor por haber ido a ver esa exhibición sin preguntarle si era voluntad de Él que lo hiciera. Luego, ejercí autoridad sobre la maldición y ordené que fuera quebrantada en el nombre de Jesucristo. Y para terminar, ordené a todos los espíritus malos que tenían que ver con la esa maldición que, de inmediato y para siempre, se apartaran de mí en el nombre de Jesucristo.
¡Qué cambio tan grande se produjo! Mi salud comenzó a mejorar desde ese momento y no he tenido ninguna enfermedad de importancia desde entonces. En realidad, rara vez me enfermo y casi nunca pesco un resfriado. Ahora me siento más fuerte y más saludable, como nunca me había sentido en toda mi vida. ¡Alabado sea el Señor!
¿Visitó usted la exposición del rey Tutankamón cuando ésta recorrió los Estados Unidos? Si lo hizo, entonces ponga manos a la obra y libérese de las maldiciones de destrucción y muerte puestas sobre su vida.
Hace poco tiempo, recibimos llamadas telefónicas de dos pastores y sus esposas. Estas parejas no se conocen entre sí y viven en diferentes partes del país. Durante años, ambos matrimonios y sus hijos han experimentado todo tipo de desastres y problemas que son, sin duda alguna, demoníacos y el resultado de maldiciones. Al averiguar sus historias tratando de encontrar el origen de sus problemas, nos produjo consternación saber que todos ellos habían visitado un campamento espiritista del medio oeste norteamericano cuando ellos estudiaban en el seminario. Este queda a unos pocos kilómetros de distancia de ese campamento.
Conozco bien el lugar y he ministrado a muchas personas que se han relacionado con este campamento espiritista. Es un antiguo y poderoso lugar, utilizado para el reclutamiento y el adiestramiento en ocultismo y satanismo. Este campamento fue fundado en la primera década del 1800. Ya han transcurrido varios años desde que visité el lugar por última vez, pero dudo que haya cambiado mucho.
El campamento es literalmente un pueblo enclavado en otro pueblo, y su nombre está escrito en un arco situado en la parte superior de unas puertas de hierro, muy adornadas, a cuyos lados hay columnas de piedra que guardan la entrada. Una vez que se entra, uno encuentra calles con casas muy bien cuidadas y conservadas, algunas de las cuales son antiguas y muy hermosas. En el frente de cada casa hay una placa que informa acerca de las prácticas ocultistas de las personas que viven en ellas, prácticas tales como lectura de la bola de cristal, lectura de la palma de la mano, espiritismo, nigromancia, adivinación y sesiones espiritistas.
Hay también un museo dedicado a la hechicería y al espiritismo, una iglesia espiritista y un antiguo y bien conservado cementerio. Entre las cosas interesantes en cuanto a este cementerio, están los muebles de color blanco, hechos de hierro forjado, que se encuentran en muchas de las tumbas. Las mesas redondas, de estilo provenzal francés, tienen dos sillas, una a cada lado de la mesa, que les hacen juego. Las sillas carecen de asientos porque las personas que vienen al cementerio levitan a un lado de la mesa, mientras que el espíritu de la persona que está en la tumba presuntamente sale de ella para levitar sobre la otra silla, mientras se comunican.
Este lugar es territorio de Satanás; todo él le pertenece legalmente. Todas las personas que viven dentro de sus paredes están inmersas del todo en el ocultismo. El campamento es como un imán que atrae a los curiosos y a los ignorantes. Los espíritus malignos que reinan en este campamento tienen un poder increíble, y defienden celosamente este lugar. Cualquier persona que penetre en este territorio, que no esté relacionada con el ocultismo ni le profese fidelidad a esos demonios, se coloca bajo su ataque directo y recibe una maldición de destrucción sobre su vida. Esto, por supuesto, es particularmente cierto cuando se trata de una persona cristiana. Los demonios odian a los cristianos y consideran que es una ofensa directa el que un cristiano viole su territorio. Ya que es de ellos este territorio, los demonios tienen el derecho legal de poner maldiciones de destrucción sobre la vida de cualquier persona que se aventure en sus dominios.
Para alarma nuestra, nos enteramos por estas dos parejas que los estudiantes del seminario vecino acostumbran visitar con frecuencia al campamento espiritista con el solo propósito de divertirse, y por pura curiosidad. Y para mayor asombro de nuestra parte, nos enteramos de que años atrás los estudiantes de un curso de religiones mundiales eran llevados de excursión para ver el campamento y para entrevistarse con algunas de las personas que allí vivían. ¡Una persona me dijo que su clase asistió a una conferencia sobre sesiones espiritistas y cómo se realizaban, dictada por una de las personas que vivían en el campamento!
Toda persona que haya participado en una de estas excursiones, o que haya visitado ese campamento por simple curiosidad, o con el fin de divertirse, ha recibido una maldición de destrucción sobre su vida, y también sobre su familia y sus descendientes. ¿Son reales estas maldiciones en la vida de las personas? ¡Terriblemente reales! Porque Satanás y sus demonios tienen el derecho legal de atacar a estas personas. Una y otra vez en el Antiguo Testamento, Dios ordena a los hijos de Israel a no tener nada que ver con las prácticas secretas de los cananeos. Debían destruir de inmediato todo lo que tuviera algo que ver con la adoración a los demonios, aun a las personas. En ningún lugar la Palabra de Dios favorece la curiosidad por estas cosas.
Estuve (yo, Rebecca) en este campamento espiritista sólo una vez en mi vida, y eso fue porque el Señor me ordenó con claridad que fuera para que supiera con lo que me estaba enfrentando. Fui allí después de orar mucho, y al regresar me esmeré en ordenar que fueran quebrantadas todas las maldiciones puestas sobre mí mientras estuve en ese lugar.
¿Ha visitado usted algún campamento espiritista, alguna aldea o pueblo que se considere a sí mismo como de la Nueva Era ó de las ciencias ocultas, a un festival psíquico, o a alguna otra actividad ocultista o lugar sin que el Señor se lo haya ordenado? Si es así, entonces ha recibido maldiciones de destrucción sobre su vida y la de su familia, y necesita arrepentirse por haber actuado de manera irresponsable con las cosas de Satanás. En tal caso, debe ejercer autoridad sobre todas estas maldiciones y ordenarles que sean rotas en el nombre de Jesucristo. Ordene a todos los demonios que tienen que ver con estas maldiciones que desaparezcan para siempre de su vida en el nombre de Cristo.
Tenemos que andar con sumo cuidado y humildad ante nuestro Señor. Debemos tener cuidado de ni siquiera visitar algo que sea profano e inmundo. Debemos tener cuidado de no volvernos arrogantes y de no enfrentarnos a una batalla que el Señor no nos haya ordenado pelear específicamente.


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