No
podemos pelear ninguna batalla que nuestro líder no nos haya ordenado pelear.
Hemos conocido a creyentes que nos han dicho que pueden ir a cualquier lugar y
hacer lo que les plazca sin ningún riesgo, porque están protegidos por la
sangre de Jesucristo. No estamos de acuerdo con esto. Como cristianos, podemos
ir sin ningún peligro a cualquier parte o hacer cualquier cosa que el Señor nos
haya autorizado hacer. Pero no podemos ir a donde sea y hacer lo que a nosotros
nos parezca, sin enfrentar ningún peligro. A menos que nuestro Señor nos haya
ordenado claramente que lo hagamos, no podemos aventurarnos en el territorio de
Satanás o enfrentamos en una batalla contra el enemigo, y esperar al mismo
tiempo estar protegidos de todo daño.
“Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar. (1
Pedro 5:8)
El ejemplo que sigue a continuación es un
asunto que a nosotros nos inquieta mucho. Algo que se ha vuelto ahora muy
popular entre los cristianos es hacer viajes de turismo con otros creyentes, y
hay muchos cristianos que se ganan la vida dirigiendo estas excursiones. No hay
en realidad nada de malo en hacer un viaje con un grupo de creyentes, y estamos
seguros de que son muchas las personas que resultan muy bendecidas por estos
períodos de recreación y compañerismo.
Con todo, nos preocupan algunas de las cosas
que se hacen durante estas salidas. Las visitas a la Cúpula de la Roca en Jerusalén es un
ejemplo que ya hemos mencionado. Otro es ciertas actividades que se realizan en
los viajes a países asiáticos.
Hemos tenido la oportunidad de hablar con
varias de estas personas que dirigen tales excursiones, las que se anuncian por
lo general como viajes de evangelización. A los que participan se les anima a
hablar del evangelio en la calle en los diversos países que visitan. No
obstante, muchos de estos viajes son también con el propósito expreso de
destruir a los principados y autoridades espirituales que gobiernan a
determinados lugares. Al preguntar a algunos de estos que dirigen los grupos
cómo es que logran destruir a los poderes espirituales, una de las respuestas
más comunes es: “Llevamos a las personas a los diversos templos budistas o
hindúes y les pedimos que oren contra los dioses de esos templos y por la
destrucción de los mismos.”
¡Ay, qué ignorantes parecen ser algunos
cristianos! ¿Acaso pueden los cristianos ir a un templo pagano y destruir los
dioses de ese templo mediante la oración? ¡No! ¿Por qué no? Porque mientras ese
templo esté, sus dioses tienen el derecho legal de gobernar allí. Ya hemos
visto numerosos pasajes bíblicos en los que Dios da a los hijos de Israel
órdenes precisas en cuanto a cómo tratar a los dioses paganos y a sus templos.
A ellos siempre se les ordenó destruir al templo y a sus ídolos.
Veamos rápidamente el caso de Gedeón.
Recordará que Gedeón fue el hombre usado por Dios para derrotar un ejército que
era varias veces mayor que su pequeño grupo armado de trescientos hombres. Pero
para lograrlo, Gedeón tuvo primero que estar moralmente bien con Dios. Una de
las primeras cosas que Dios le ordenó a Gedeón fue que limpiara su propia casa:
“Aconteció que la misma noche le dijo Jehová:
Toma
un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar
de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a
él; y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar
conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera
de la imagen de Asera que habrás cortado. (Jueces
6:25,26)
La destrucción del altar y de la imagen de
Baal anulaba el poder de esa divinidad maligna de la vida de Gedeón y del lugar
donde él actuaba. Después que Gedeón hizo esto, tuvo el poder para derrotar a
los enemigos de Israel.
Volvamos ahora de nuevo al asunto de entrar a
los templos de las deidades malignas y de orar contra esas divinidades. Tales
oraciones no tendrán ningún efecto porque adoramos a un Dios que es
perfectamente justo, no sólo con nosotros sino también con el reino de Satanás.
Esto significa que, a menos que el templo, los altares y los ídolos sean
destruidos, las divinidades malignas seguirán teniendo el derecho legal de
gobernar y reinar allí.
Les preguntamos a estos líderes turísticos si
ellos regresaban de nuevo a los mismos templos en viajes posteriores, y su
respuesta fue que a veces lo hacían. Sin embargo, si las oraciones de la
excursión anterior hubieran destruido de verdad el poder de las divinidades de
un templo específico, al regresar habrían encontrado que ese templo estaría
destruido. Pero el templo sigue allí. Supongo que eso es bueno para el negocio
turístico, pero no para los cristianos ignorantes que son introducidos a estos
templos a orar. Penetraron a un territorio que legalmente le pertenece a
Satanás y participaron en una batalla contra el enemigo que no fue autorizada
por el Señor. El resultado es que estos creyentes salen con maldiciones de
destrucción sobre ellos mismos y sobre sus descendientes.
¡Cuánta destrucción ha traído sobre estos
cristianos tales actividades! Dios no les ordenó que se lanzaran a esta
batalla; esto es algo que podemos decir sin la menor sombra de duda. ¿Por qué
lo digo? Porque la Biblia
es clara al respecto. Uno no puede destruir o quebrantar el poder de un demonio
si no le quita antes el derecho legal de ejercer ese poder. Uno tiene primero
que destruir su templo, el altar y los ídolos. Los cristianos en plan turístico
no pueden romper el poder de tales deidades demoníacas a menos que destruyan
antes, físicamente, sus templos y todo lo que hay dentro de ellos.
Los cristianos tenemos que tener mucho
cuidado de no meternos en una batalla que nuestro Capitán no nos ha ordenado
pelear. Con muchísima frecuencia, los cristianos pensamos sólo en el interés y
la emoción que hay en las atracciones turísticas, y no en lo que vamos a ver.
Desafortunadamente, la mayoría de los sitios de recreo han sido ahora tomados
por grupos de la Nueva Era.
Por lo tanto, tenemos que hacer uso de mucho discernimiento en cuanto a las
actividades en que participemos. Si usted ha violado los derechos legales del
enemigo, aun inconscientemente, lanzándose a una batalla no autorizada, tiene
que arrepentirse y quebrantar cualquier maldición que quizás le sobrevino como
consecuencia.
Viviendo en una tierra maldecida
La tierra y los inmuebles pueden, de diversas
maneras, ser maldecidos. La primera manera es cuando alguien al servicio de
Satanás pone una maldición específica sobre la tierra. Muchas partes de los
Estados Unidos han sido maldecidas por los indios norteamericanos. Un ejemplo
de esto es el territorio del desfiladero del río Columbia, en la frontera que divide
a los estados de Oregón y Washington. Ambos lados del río Columbia están
salpicados de una serie de caseríos con muchas iglesias pequeñas y frustradas.
En este territorio jamás ha habido un avivamiento espiritual o un gran
movimiento del Espíritu Santo.
Ese territorio es también una de las regiones
de mayor actividad ocultista en los Estados Unidos. ¿Por qué razón? Porque hace
muchos años los indios norteamericanos pusieron una maldición sobre esta
tierra, con el propósito de que el hombre blanco jamás prosperara aquí. Los
blancos han progresado económicamente un poco en esta región, pero el
desarrollo espiritual ha sido nulo. Es también una región que tiene un índice
de suicidios y homicidios extremadamente alto, como también lo es el índice de
divorcios y de casos de incesto. Los indios adquirieron el derecho legal de
maldecir de esa manera la tierra, por las terribles injusticias cometidas
contra ellos por los primeros colonos blancos (presuntamente cristianos
practicantes) que llegaron a este lugar.
Hemos estado en contacto con varios pastores
y sus esposas que se han mudado a casas pastorales y que han estado bajo
terribles ataques demoníacos. Ellos descubrieron que las iglesias estaban
también acosadas por problemas. En cada uno de los casos, después de hacerse
una investigación de los terrenos donde la iglesia y la casa pastoral fueron
construidas, se descubrió que fueron antes lugares donde los indios
norteamericanos enterraban a sus muertos. Estos cementerios son considerados
sagrados y el lugar de morada de los espíritus y de sus dioses. No creemos que
una iglesia cristiana que se haya construido en un lugar tan inmundo pueda
prosperar. Todavía no hemos encontrado una sola que haya progresado.
Otra
razón por la que inmuebles habitados por cristianos tienen una maldición, es
porque el terreno donde están asentados se ha dedicado al servicio de Satanás o
de los espíritus malos. Cualquier cristiano que venga a vivir en un terreno
así, será atacado por los espíritus malignos residentes y maldecidos por esos
demonios.
Por último, hay ciertos inmuebles que tienen
sobre sí una maldición debido a los pecados de los anteriores propietarios y
ocupantes. Los espíritus malignos se posesionan de estos inmuebles por el
pecado de sus dueños o de las personas que viven en ellos. Esto significa que
la siguiente persona siguiente que viva en ellos será molestada por estos
demonios (es decir, a través de sus maldiciones) si el inmueble no es
purificado. Hace poco conversábamos con un amigo
nuestro que vive en una tierra que ha pertenecido a su familia por más de
cuatro generaciones, y que acababa de hacer una investigación en cuanto a la
historia de la casa y de la tierra. Han sido construidas dos casas en esta
parcela de tierra. Dos parejas vivieron en la primera casa antes que fuera
destruida por un incendio; después fue construida otra en el mismo lugar. Dos
otras parejas han vivido en la segunda casa, y después vino a vivir en ella
nuestro amigo. Todas las parejas que vivieron tanto en la primera como en la
segunda casa, se divorciaron, y la esposa de nuestro amigo lo ha abandonado y
está iniciando los trámites de divorcio. El cree (y con mucha razón, en nuestra
opinión) que hay una maldición sobre esa tierra. Así, cualquier pareja que
venga a vivir aquí recibirá la maldición y su matrimonio terminará en divorcio.
Hace falta mucha más oración e investigación para poder descubrir el origen de
la maldición a fin de que la tierra pueda ser purificada.
Cuando se habita en una vivienda que
ha sido maldecida
Le daremos algunos ejemplos de lo que puede
suceder si un cristiano vive en una vivienda que ha sido maldecida. Hace varios años se comunicó con
nosotros una mujer desde Ohio. Tanto ella como su esposo eran creyentes, muy
dedicados al Señor ambos, y acababan de adquirir otra casa cerca de seis meses
antes que se comunicara con nosotros. Antes de mudarse a esta casa, ella y su
esposo habían disfrutado de un matrimonio satisfactorio y criaban con toda
felicidad a su numerosa prole. Pero en esos seis meses transcurridos desde que
se mudaron, todo les salía mal.
Tanto el
esposo como ella tenían problemas de confusión mental y notaron que estaban
siempre riñendo entre sí. El hogar estaba lleno de conflictos, y los niños
estaban experimentando pesadillas horribles y no podían dormir bien. Toda la
familia estaba enferma todo el tiempo, con afecciones tales como resfriados,
gripes y alergias; nada particularmente serio, pero sí les causaban muchas
molestas.
La mujer
había leído mis dos primeros libros y nos dijo que estaba casi segura de que su
casa estaba contaminada por demonios, aunque no podía asegurarlo del todo. Ella
y su esposo habían orado en varios sitios de la casa, habían untado aceite en
ellos y habían ordenado en el nombre de Jesucristo que cualquier espíritu
inmundo saliera de la casa. Le habían pedido a Dios que purificara y
santificara la casa para su servicio, pero esto nos les había servido de ayuda.
“.¿Qué podemos hacer?” nos preguntó.
Lo primero
que le sugerimos fue que la familia se fuera de la casa durante un fin de
semana de por lo menos tres días, o por toda una semana si les resultaba
posible, y que no regresaran a la casa bajo ningún concepto durante ese período
de tiempo.
Aceptaron
nuestro consejo y nos llamaron después que regresaron a su casa. La señora dijo
que habían tenido un fin de semana maravillosamente tranquilo. Los niños
durmieron bien, no tuvieron pesadillas, y ella y su esposo descubrieron que se
amaban de verdad, a pesar de todo lo ocurrido, al punto de que no tuvieron ni
una sola desavenencia durante todo el fin de semana. Ahora sí tenían la
seguridad de que el problema estaba en la casa. Entonces les dijimos que ella y
su esposo tendrían que escudriñar cada pulgada de la casa para encontrar
cualquier cosa que fuera inmunda, como marcas, señales u objetos ocultistas, y
otras cosas por el estilo. Volvimos a saber de ellos cerca de una semana
después. Este matrimonio había dedicado todo un día para orar en los diversos
lugares de la casa, escudriñando cada rincón. Miraron en todos los lugares de la
vivienda, de arriba a abajo y de un extremo a otro, pero no encontraban nada.
Sin embargo, se sentían dirigidos al cuarto de juegos que había en el sótano.
Era una habitación hermosamente acabada y alfombrada, y se dieron cuenta de que
se sentían muy mal cada vez que se encontraban en el centro de la habitación.
Por último, contrataron a unos trabajadores para que quitaran la alfombra.
Allí, en el centro del piso, había la figura de una estrella de cinco puntas,
encerrada dentro de un círculo con las palabras “Salve, Satanás” escritas sobre
ella. El dibujo y las palabras habían sido bien grabadas en el cemento, antes
que se endureciera, y después colocaron sobre el dibujo un relleno de paja y la
alfombra. No había forma de quitar esto, a menos que se hiciera con un martillo
perforador y se sacara todo el pedazo de cemento en el que estaba dibujada la
estrella. Mientras estuviera allí el dibujo, los demonios tenían el derecho
legal de habitar la casa.
Después de
discutirlo y orar mucho, el matrimonio decidió vender la casa, perdiendo mucho
dinero en la operación. No taparon el dibujo que había en el piso de cemento
del sótano cuando ofrecieron la casa en venta, y las personas que la compraron
estaban encantadas con la casa, con figura y todo, porque estaban muy
relacionadas con el ocultismo.
Creemos
que la pareja que vendió la casa hizo una sabia decisión. Dudamos que la casa
pudiera ser purificada porque fue claramente dedicada a Satanás cuando fue
construida. ¿Hay alguna pauta bíblica en cuanto a esto? Sí la hay, y la
encontramos en Levítico:
“Habló
también Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Cuando hayáis entrado en la tierra
de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de lepra en
alguna casa de la tierra de vuestra posesión, vendrá aquel de quien fuere la
casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi
casa. Entonces el sacerdote mandará desocupar la casa antes que entre a mirar
la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y
después el sacerdote entrará a examinarla. Y examinará la plaga; y si se vieren
manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales
parecieren más profundas que la superficie de la pared, el sacerdote saldrá de
la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días. Y al séptimo día
volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las
paredes de la casa, entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en
que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo. Y
hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en
lugar inmundo, el barro que rasparen. Y tomarán otras piedras y las pondrán en
lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa. Y si
la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las
piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta, entonces el sacerdote
entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa,
es lepra maligna en la casa; inmunda es. Derribará, por tanto, la tal casa, sus
piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la
ciudad a lugar inmundo. (Levítico
14:33-45)
Observe, por favor, que al comienzo de esta
porción de la Escritura
el Señor dice: “si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de
vuestra posesión. » ¿Por qué ponía Dios la plaga en la casa? Como señal a los
hijos de Israel de que la casa era inmunda; de que había algo malo en ella. Si
la plaga no podía ser quitada de la casa, entonces toda la casa se debía
destruir, no se debía habitar ¿Por qué razón? Creemos que eran viviendas
construidas con el propósito específico de ser utilizadas en la adoración de
las divinidades malignas cananeas. Los espíritus demoníacos tenían derecho
legal sobre estas casas. Por eso el Señor ponía la plaga en las casas como
señal de que eran inmundas, no adecuadas para que vivieran en ellas los hijos
de Israel. Las casas tenían que ser destruidas, al igual que todos los altares
y objetos utilizados en la adoración de las deidades malignas.
Sabemos de
dos iglesias que compraron edificios construidos originalmente como logias
masónicas. Ninguna de estas iglesias pudo jamás prosperar. En realidad, ambas
congregaciones fueron devastadas del todo y se disolvieron en un período de dos
o tres años. La masonería no es una organización cristiana. Sus edificios están
diseñados para sus organizaciones y dedicados al servicio de los masones. No
creemos que esos edificios puedan ser purificados porque fueron construidos
para el servicio de los espíritus malignos.
Las
iglesias están también seriamente afectadas por las maldiciones sobre la tierra
en la que se han construido, o por maldiciones contra el edificio mismo de la
iglesia. Un buen ejemplo de esto es una congregación de los nazarenos a la que
unos apreciados amigos nuestros comenzaron a asistir hace cuestión de un año.
Estaban preocupados porque la iglesia había ido cuesta abajo durante varios
años. Nadie se convertía y había una larga historia de mucha enfermedad y
disensión dentro de la iglesia. Al conocer a la congregación, se enteraron de
que algunas personas habían penetrado en el templo años antes. Un grupo de
satanistas había realizado al parecer un sacrificio sangriento dentro de la
iglesia. En las paredes pintaron con sangre símbolos ocultistas, y el altar fue
embadurnado con sangre y excremento. Los miembros de la iglesia limpiaron con
esmero las paredes, las pintaron de nuevo y purificaron el altar. Sin embargo,
nadie sabía que tenían que quebrantar las poderosas maldiciones que se habían
colocado sobre la iglesia a través de aquel rito satánico, ni tampoco que
debían expulsar a los espíritus inmundos asociados con las maldiciones contra
la iglesia. Estos amigos nuestros le dijeron a su pastor lo que debía hacerse.
Ellos y el pastor fueron por todo el edificio de la iglesia ungiéndolo con
aceite, orando y ordenando que las maldiciones fueran quebrantadas y que los
demonios se marcharan en el nombre de Jesucristo. Desde entonces la iglesia ha
experimentado un crecimiento.
El año pasado estuvimos en contacto con el
pastor de una iglesia muy
antigua de Virginia. Esta iglesia fue construida antes de la Guerra Civil de los
Estados Unidos, y tiene un cementerio vetusto como parte de su terreno. Esta
congregación se caracteriza por una incidencia muy elevada de colapsos
nerviosos y suicidios. Es, además, una iglesia con muchos problemas y se ha
dividido varias veces en los últimos treinta años. El nuevo pastor, que había
estado al frente de la iglesia por casi seis meses, nos llamó. Él y su familia
estaban siendo perturbados por fenómenos demoníacos nunca antes experimentados.
Varias
cosas habían sucedido a un mismo tiempo en esta iglesia. Los problemas
personales del pastor y los de su familia habían empezado al mes siguiente de
llegar a la iglesia. Me contó que un sábado por la noche, ya tarde, después de
estudiar su sermón que predicaría la mañana siguiente, cerró el templo y se fue
caminando a su casa que estaba a corta distancia del edificio de la iglesia.
Entonces dirigió su mirada al cementerio y vio a un grupo de personas vestidas
con ropas y capuchas negras. Estaban tomadas de la mano, salmodiando y
caminando en círculo alrededor de una lápida grande y ornamentada. Por no saber
nada acerca del ocultismo o de la hechicería, simplemente se dirigió al grupo,
interrumpió su rito y les informó que se encontraban en una propiedad privada.
Después les ordenó que salieran de allí de inmediato y los amenazó con llamar a
la policía si no lo hacían.
Como ellos
se marcharon sin causar problemas, el nuevo pastor llegó a la casa pensando que
el asunto había terminado. ¡Pero no fue así! A partir de ese momento él y su
familia comenzaron a experimentar pesadillas horribles, enfermedades y lo que
consideraban alucinaciones pero que en realidad eran apariciones demoníacas.
Por último, el Señor lo puso en contacto con mis libros y comenzó a entender
que estaban bajo un ataque demoníaco.
Su
contacto con nosotros sirvió no sólo para ayudarlo a enfrentar las maldiciones
puestas sobre él y sobre su familia por ese grupo de ocultistas, sino también
para que se interesara en conocer la historia y el carácter de la congregación.
Le sugerimos que estudiara la historia de la iglesia. ¿Qué había ocurrido poco
más o menos treinta años atrás, antes que comenzaran todos los problemas que
habían caracterizado a la congregación desde entonces? Para sorpresa suya,
descubrió que a comienzos de la década de los años sesenta, la iglesia había
invitado a hablar a una médium muy conocida y popular a nivel nacional. Las
predicciones de esta mujer se publicaban en todos los medios de comunicación de
su época. Los registros de la iglesia señalaban que la conferencia que ella
dictó tuvo una numerosa asistencia.
¡Esta
iglesia estaba bajo una maldición de Dios! ¡Habían pecado contra el Señor al
traer a una adivina y médium, y darle una posición de honor y autoridad en la
iglesia al permitirle que diera una conferencia desde el púlpito! Todo el
Antiguo Testamento condena una y otra vez cualquier asociación con personas
así. El resultado fue que Satanás tuvo vía libre para atacar a la congregación.
¡No es de extrañar que los hechiceros locales se sintieran tan cómodos viniendo
al cementerio de la iglesia para practicar sus ritos!
Nos
hubiera gustado decirle que este caso tuvo un final feliz, pero no podemos. El
pastor se enfrascó en una seria confrontación con el liderazgo de la iglesia.
Él quería que todos los miembros de la congregación se arrepintieran por la
acción de traer a esta médium a la iglesia, pero se negaron a hacerlo. Al
final, la presión contra el pastor fue tan grande que renunció a la iglesia.
Es algo muy grave traer algo inmundo a la
casa de Dios. La destrucción vendrá con toda seguridad. Dios hablaba en serio
cuando dijo lo siguiente a los hijos de
Israel:
“Porque
no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso,
Dios celoso es. (Éxodo 34:14)
Recuerde que Dios es un Dios celoso. ¡Usted
no puede adorar a Dios y a algo más! Usted no puede servir a Dios y honrar o
adorar a algo más.
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