jueves, 5 de diciembre de 2013

Combate no autorizado contra el enemigo. (Batallas espirituales)



No podemos pelear ninguna batalla que nuestro líder no nos haya ordenado pelear. Hemos conocido a creyentes que nos han dicho que pueden ir a cualquier lugar y hacer lo que les plazca sin ningún riesgo, porque están protegidos por la sangre de Jesucristo. No estamos de acuerdo con esto. Como cristianos, podemos ir sin ningún peligro a cualquier parte o hacer cualquier cosa que el Señor nos haya autorizado hacer. Pero no podemos ir a donde sea y hacer lo que a nosotros nos parezca, sin enfrentar ningún peligro. A menos que nuestro Señor nos haya ordenado claramente que lo hagamos, no podemos aventurarnos en el territorio de Satanás o enfrentamos en una batalla contra el enemigo, y esperar al mismo tiempo estar protegidos de todo daño.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Pedro 5:8)

El ejemplo que sigue a continuación es un asunto que a nosotros nos inquieta mucho. Algo que se ha vuelto ahora muy popular entre los cristianos es hacer viajes de turismo con otros creyentes, y hay muchos cristianos que se ganan la vida dirigiendo estas excursiones. No hay en realidad nada de malo en hacer un viaje con un grupo de creyentes, y estamos seguros de que son muchas las personas que resultan muy bendecidas por estos períodos de recreación y compañerismo.
Con todo, nos preocupan algunas de las cosas que se hacen durante estas salidas. Las visitas a la Cúpula de la Roca en Jerusalén es un ejemplo que ya hemos mencionado. Otro es ciertas actividades que se realizan en los viajes a países asiáticos.
Hemos tenido la oportunidad de hablar con varias de estas personas que dirigen tales excursiones, las que se anuncian por lo general como viajes de evangelización. A los que participan se les anima a hablar del evangelio en la calle en los diversos países que visitan. No obstante, muchos de estos viajes son también con el propósito expreso de destruir a los principados y autoridades espirituales que gobiernan a determinados lugares. Al preguntar a algunos de estos que dirigen los grupos cómo es que logran destruir a los poderes espirituales, una de las respuestas más comunes es: “Llevamos a las personas a los diversos templos budistas o hindúes y les pedimos que oren contra los dioses de esos templos y por la destrucción de los mismos.”
¡Ay, qué ignorantes parecen ser algunos cristianos! ¿Acaso pueden los cristianos ir a un templo pagano y destruir los dioses de ese templo mediante la oración? ¡No! ¿Por qué no? Porque mientras ese templo esté, sus dioses tienen el derecho legal de gobernar allí. Ya hemos visto numerosos pasajes bíblicos en los que Dios da a los hijos de Israel órdenes precisas en cuanto a cómo tratar a los dioses paganos y a sus templos. A ellos siempre se les ordenó destruir al templo y a sus ídolos.
Veamos rápidamente el caso de Gedeón. Recordará que Gedeón fue el hombre usado por Dios para derrotar un ejército que era varias veces mayor que su pequeño grupo armado de trescientos hombres. Pero para lograrlo, Gedeón tuvo primero que estar moralmente bien con Dios. Una de las primeras cosas que Dios le ordenó a Gedeón fue que limpiara su propia casa:

“Aconteció que la misma noche le dijo Jehová:
Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado. (Jueces 6:25,26)

La destrucción del altar y de la imagen de Baal anulaba el poder de esa divinidad maligna de la vida de Gedeón y del lugar donde él actuaba. Después que Gedeón hizo esto, tuvo el poder para derrotar a los enemigos de Israel.
Volvamos ahora de nuevo al asunto de entrar a los templos de las deidades malignas y de orar contra esas divinidades. Tales oraciones no tendrán ningún efecto porque adoramos a un Dios que es perfectamente justo, no sólo con nosotros sino también con el reino de Satanás. Esto significa que, a menos que el templo, los altares y los ídolos sean destruidos, las divinidades malignas seguirán teniendo el derecho legal de gobernar y reinar allí.
Les preguntamos a estos líderes turísticos si ellos regresaban de nuevo a los mismos templos en viajes posteriores, y su respuesta fue que a veces lo hacían. Sin embargo, si las oraciones de la excursión anterior hubieran destruido de verdad el poder de las divinidades de un templo específico, al regresar habrían encontrado que ese templo estaría destruido. Pero el templo sigue allí. Supongo que eso es bueno para el negocio turístico, pero no para los cristianos ignorantes que son introducidos a estos templos a orar. Penetraron a un territorio que legalmente le pertenece a Satanás y participaron en una batalla contra el enemigo que no fue autorizada por el Señor. El resultado es que estos creyentes salen con maldiciones de destrucción sobre ellos mismos y sobre sus descendientes.
¡Cuánta destrucción ha traído sobre estos cristianos tales actividades! Dios no les ordenó que se lanzaran a esta batalla; esto es algo que podemos decir sin la menor sombra de duda. ¿Por qué lo digo? Porque la Biblia es clara al respecto. Uno no puede destruir o quebrantar el poder de un demonio si no le quita antes el derecho legal de ejercer ese poder. Uno tiene primero que destruir su templo, el altar y los ídolos. Los cristianos en plan turístico no pueden romper el poder de tales deidades demoníacas a menos que destruyan antes, físicamente, sus templos y todo lo que hay dentro de ellos.
Los cristianos tenemos que tener mucho cuidado de no meternos en una batalla que nuestro Capitán no nos ha ordenado pelear. Con muchísima frecuencia, los cristianos pensamos sólo en el interés y la emoción que hay en las atracciones turísticas, y no en lo que vamos a ver. Desafortunadamente, la mayoría de los sitios de recreo han sido ahora tomados por grupos de la Nueva Era. Por lo tanto, tenemos que hacer uso de mucho discernimiento en cuanto a las actividades en que participemos. Si usted ha violado los derechos legales del enemigo, aun inconscientemente, lanzándose a una batalla no autorizada, tiene que arrepentirse y quebrantar cualquier maldición que quizás le sobrevino como consecuencia.

Viviendo en una tierra maldecida
La tierra y los inmuebles pueden, de diversas maneras, ser maldecidos. La primera manera es cuando alguien al servicio de Satanás pone una maldición específica sobre la tierra. Muchas partes de los Estados Unidos han sido maldecidas por los indios norteamericanos. Un ejemplo de esto es el territorio del desfiladero del río Columbia, en la frontera que divide a los estados de Oregón y Washington. Ambos lados del río Columbia están salpicados de una serie de caseríos con muchas iglesias pequeñas y frustradas. En este territorio jamás ha habido un avivamiento espiritual o un gran movimiento del Espíritu Santo.
Ese territorio es también una de las regiones de mayor actividad ocultista en los Estados Unidos. ¿Por qué razón? Porque hace muchos años los indios norteamericanos pusieron una maldición sobre esta tierra, con el propósito de que el hombre blanco jamás prosperara aquí. Los blancos han progresado económicamente un poco en esta región, pero el desarrollo espiritual ha sido nulo. Es también una región que tiene un índice de suicidios y homicidios extremadamente alto, como también lo es el índice de divorcios y de casos de incesto. Los indios adquirieron el derecho legal de maldecir de esa manera la tierra, por las terribles injusticias cometidas contra ellos por los primeros colonos blancos (presuntamente cristianos practicantes) que llegaron a este lugar.
Hemos estado en contacto con varios pastores y sus esposas que se han mudado a casas pastorales y que han estado bajo terribles ataques demoníacos. Ellos descubrieron que las iglesias estaban también acosadas por problemas. En cada uno de los casos, después de hacerse una investigación de los terrenos donde la iglesia y la casa pastoral fueron construidas, se descubrió que fueron antes lugares donde los indios norteamericanos enterraban a sus muertos. Estos cementerios son considerados sagrados y el lugar de morada de los espíritus y de sus dioses. No creemos que una iglesia cristiana que se haya construido en un lugar tan inmundo pueda prosperar. Todavía no hemos encontrado una sola que haya progresado.
Otra razón por la que inmuebles habitados por cristianos tienen una maldición, es porque el terreno donde están asentados se ha dedicado al servicio de Satanás o de los espíritus malos. Cualquier cristiano que venga a vivir en un terreno así, será atacado por los espíritus malignos residentes y maldecidos por esos demonios.
Por último, hay ciertos inmuebles que tienen sobre sí una maldición debido a los pecados de los anteriores propietarios y ocupantes. Los espíritus malignos se posesionan de estos inmuebles por el pecado de sus dueños o de las personas que viven en ellos. Esto significa que la siguiente persona siguiente que viva en ellos será molestada por estos demonios (es decir, a través de sus maldiciones) si el inmueble no es purificado. Hace poco conversábamos con un amigo nuestro que vive en una tierra que ha pertenecido a su familia por más de cuatro generaciones, y que acababa de hacer una investigación en cuanto a la historia de la casa y de la tierra. Han sido construidas dos casas en esta parcela de tierra. Dos parejas vivieron en la primera casa antes que fuera destruida por un incendio; después fue construida otra en el mismo lugar. Dos otras parejas han vivido en la segunda casa, y después vino a vivir en ella nuestro amigo. Todas las parejas que vivieron tanto en la primera como en la segunda casa, se divorciaron, y la esposa de nuestro amigo lo ha abandonado y está iniciando los trámites de divorcio. El cree (y con mucha razón, en nuestra opinión) que hay una maldición sobre esa tierra. Así, cualquier pareja que venga a vivir aquí recibirá la maldición y su matrimonio terminará en divorcio. Hace falta mucha más oración e investigación para poder descubrir el origen de la maldición a fin de que la tierra pueda ser purificada.

Cuando se habita en una vivienda que ha sido maldecida
Le daremos algunos ejemplos de lo que puede suceder si un cristiano vive en una vivienda que ha sido maldecida. Hace varios años se comunicó con nosotros una mujer desde Ohio. Tanto ella como su esposo eran creyentes, muy dedicados al Señor ambos, y acababan de adquirir otra casa cerca de seis meses antes que se comunicara con nosotros. Antes de mudarse a esta casa, ella y su esposo habían disfrutado de un matrimonio satisfactorio y criaban con toda felicidad a su numerosa prole. Pero en esos seis meses transcurridos desde que se mudaron, todo les salía mal.
Tanto el esposo como ella tenían problemas de confusión mental y notaron que estaban siempre riñendo entre sí. El hogar estaba lleno de conflictos, y los niños estaban experimentando pesadillas horribles y no podían dormir bien. Toda la familia estaba enferma todo el tiempo, con afecciones tales como resfriados, gripes y alergias; nada particularmente serio, pero sí les causaban muchas molestas.
La mujer había leído mis dos primeros libros y nos dijo que estaba casi segura de que su casa estaba contaminada por demonios, aunque no podía asegurarlo del todo. Ella y su esposo habían orado en varios sitios de la casa, habían untado aceite en ellos y habían ordenado en el nombre de Jesucristo que cualquier espíritu inmundo saliera de la casa. Le habían pedido a Dios que purificara y santificara la casa para su servicio, pero esto nos les había servido de ayuda. “.¿Qué podemos hacer?” nos preguntó.
Lo primero que le sugerimos fue que la familia se fuera de la casa durante un fin de semana de por lo menos tres días, o por toda una semana si les resultaba posible, y que no regresaran a la casa bajo ningún concepto durante ese período de tiempo.
Aceptaron nuestro consejo y nos llamaron después que regresaron a su casa. La señora dijo que habían tenido un fin de semana maravillosamente tranquilo. Los niños durmieron bien, no tuvieron pesadillas, y ella y su esposo descubrieron que se amaban de verdad, a pesar de todo lo ocurrido, al punto de que no tuvieron ni una sola desavenencia durante todo el fin de semana. Ahora sí tenían la seguridad de que el problema estaba en la casa. Entonces les dijimos que ella y su esposo tendrían que escudriñar cada pulgada de la casa para encontrar cualquier cosa que fuera inmunda, como marcas, señales u objetos ocultistas, y otras cosas por el estilo. Volvimos a saber de ellos cerca de una semana después. Este matrimonio había dedicado todo un día para orar en los diversos lugares de la casa, escudriñando cada rincón. Miraron en todos los lugares de la vivienda, de arriba a abajo y de un extremo a otro, pero no encontraban nada. Sin embargo, se sentían dirigidos al cuarto de juegos que había en el sótano. Era una habitación hermosamente acabada y alfombrada, y se dieron cuenta de que se sentían muy mal cada vez que se encontraban en el centro de la habitación. Por último, contrataron a unos trabajadores para que quitaran la alfombra. Allí, en el centro del piso, había la figura de una estrella de cinco puntas, encerrada dentro de un círculo con las palabras “Salve, Satanás” escritas sobre ella. El dibujo y las palabras habían sido bien grabadas en el cemento, antes que se endureciera, y después colocaron sobre el dibujo un relleno de paja y la alfombra. No había forma de quitar esto, a menos que se hiciera con un martillo perforador y se sacara todo el pedazo de cemento en el que estaba dibujada la estrella. Mientras estuviera allí el dibujo, los demonios tenían el derecho legal de habitar la casa.
Después de discutirlo y orar mucho, el matrimonio decidió vender la casa, perdiendo mucho dinero en la operación. No taparon el dibujo que había en el piso de cemento del sótano cuando ofrecieron la casa en venta, y las personas que la compraron estaban encantadas con la casa, con figura y todo, porque estaban muy relacionadas con el ocultismo.
Creemos que la pareja que vendió la casa hizo una sabia decisión. Dudamos que la casa pudiera ser purificada porque fue claramente dedicada a Satanás cuando fue construida. ¿Hay alguna pauta bíblica en cuanto a esto? Sí la hay, y la encontramos en Levítico:
“Habló también Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa. Entonces el sacerdote mandará desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a examinarla. Y examinará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared, el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días. Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa, entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo. Y hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen. Y tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa. Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta, entonces el sacerdote entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es. Derribará, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la ciudad a lugar inmundo. (Levítico 14:33-45)

Observe, por favor, que al comienzo de esta porción de la Escritura el Señor dice: “si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión. » ¿Por qué ponía Dios la plaga en la casa? Como señal a los hijos de Israel de que la casa era inmunda; de que había algo malo en ella. Si la plaga no podía ser quitada de la casa, entonces toda la casa se debía destruir, no se debía habitar ¿Por qué razón? Creemos que eran viviendas construidas con el propósito específico de ser utilizadas en la adoración de las divinidades malignas cananeas. Los espíritus demoníacos tenían derecho legal sobre estas casas. Por eso el Señor ponía la plaga en las casas como señal de que eran inmundas, no adecuadas para que vivieran en ellas los hijos de Israel. Las casas tenían que ser destruidas, al igual que todos los altares y objetos utilizados en la adoración de las deidades malignas.
Sabemos de dos iglesias que compraron edificios construidos originalmente como logias masónicas. Ninguna de estas iglesias pudo jamás prosperar. En realidad, ambas congregaciones fueron devastadas del todo y se disolvieron en un período de dos o tres años. La masonería no es una organización cristiana. Sus edificios están diseñados para sus organizaciones y dedicados al servicio de los masones. No creemos que esos edificios puedan ser purificados porque fueron construidos para el servicio de los espíritus malignos.
Las iglesias están también seriamente afectadas por las maldiciones sobre la tierra en la que se han construido, o por maldiciones contra el edificio mismo de la iglesia. Un buen ejemplo de esto es una congregación de los nazarenos a la que unos apreciados amigos nuestros comenzaron a asistir hace cuestión de un año. Estaban preocupados porque la iglesia había ido cuesta abajo durante varios años. Nadie se convertía y había una larga historia de mucha enfermedad y disensión dentro de la iglesia. Al conocer a la congregación, se enteraron de que algunas personas habían penetrado en el templo años antes. Un grupo de satanistas había realizado al parecer un sacrificio sangriento dentro de la iglesia. En las paredes pintaron con sangre símbolos ocultistas, y el altar fue embadurnado con sangre y excremento. Los miembros de la iglesia limpiaron con esmero las paredes, las pintaron de nuevo y purificaron el altar. Sin embargo, nadie sabía que tenían que quebrantar las poderosas maldiciones que se habían colocado sobre la iglesia a través de aquel rito satánico, ni tampoco que debían expulsar a los espíritus inmundos asociados con las maldiciones contra la iglesia. Estos amigos nuestros le dijeron a su pastor lo que debía hacerse. Ellos y el pastor fueron por todo el edificio de la iglesia ungiéndolo con aceite, orando y ordenando que las maldiciones fueran quebrantadas y que los demonios se marcharan en el nombre de Jesucristo. Desde entonces la iglesia ha experimentado un crecimiento.
El año pasado estuvimos en contacto con el pastor de una iglesia muy antigua de Virginia. Esta iglesia fue construida antes de la Guerra Civil de los Estados Unidos, y tiene un cementerio vetusto como parte de su terreno. Esta congregación se caracteriza por una incidencia muy elevada de colapsos nerviosos y suicidios. Es, además, una iglesia con muchos problemas y se ha dividido varias veces en los últimos treinta años. El nuevo pastor, que había estado al frente de la iglesia por casi seis meses, nos llamó. Él y su familia estaban siendo perturbados por fenómenos demoníacos nunca antes experimentados.
Varias cosas habían sucedido a un mismo tiempo en esta iglesia. Los problemas personales del pastor y los de su familia habían empezado al mes siguiente de llegar a la iglesia. Me contó que un sábado por la noche, ya tarde, después de estudiar su sermón que predicaría la mañana siguiente, cerró el templo y se fue caminando a su casa que estaba a corta distancia del edificio de la iglesia. Entonces dirigió su mirada al cementerio y vio a un grupo de personas vestidas con ropas y capuchas negras. Estaban tomadas de la mano, salmodiando y caminando en círculo alrededor de una lápida grande y ornamentada. Por no saber nada acerca del ocultismo o de la hechicería, simplemente se dirigió al grupo, interrumpió su rito y les informó que se encontraban en una propiedad privada. Después les ordenó que salieran de allí de inmediato y los amenazó con llamar a la policía si no lo hacían.
Como ellos se marcharon sin causar problemas, el nuevo pastor llegó a la casa pensando que el asunto había terminado. ¡Pero no fue así! A partir de ese momento él y su familia comenzaron a experimentar pesadillas horribles, enfermedades y lo que consideraban alucinaciones pero que en realidad eran apariciones demoníacas. Por último, el Señor lo puso en contacto con mis libros y comenzó a entender que estaban bajo un ataque demoníaco.
Su contacto con nosotros sirvió no sólo para ayudarlo a enfrentar las maldiciones puestas sobre él y sobre su familia por ese grupo de ocultistas, sino también para que se interesara en conocer la historia y el carácter de la congregación. Le sugerimos que estudiara la historia de la iglesia. ¿Qué había ocurrido poco más o menos treinta años atrás, antes que comenzaran todos los problemas que habían caracterizado a la congregación desde entonces? Para sorpresa suya, descubrió que a comienzos de la década de los años sesenta, la iglesia había invitado a hablar a una médium muy conocida y popular a nivel nacional. Las predicciones de esta mujer se publicaban en todos los medios de comunicación de su época. Los registros de la iglesia señalaban que la conferencia que ella dictó tuvo una numerosa asistencia.
¡Esta iglesia estaba bajo una maldición de Dios! ¡Habían pecado contra el Señor al traer a una adivina y médium, y darle una posición de honor y autoridad en la iglesia al permitirle que diera una conferencia desde el púlpito! Todo el Antiguo Testamento condena una y otra vez cualquier asociación con personas así. El resultado fue que Satanás tuvo vía libre para atacar a la congregación. ¡No es de extrañar que los hechiceros locales se sintieran tan cómodos viniendo al cementerio de la iglesia para practicar sus ritos!
Nos hubiera gustado decirle que este caso tuvo un final feliz, pero no podemos. El pastor se enfrascó en una seria confrontación con el liderazgo de la iglesia. Él quería que todos los miembros de la congregación se arrepintieran por la acción de traer a esta médium a la iglesia, pero se negaron a hacerlo. Al final, la presión contra el pastor fue tan grande que renunció a la iglesia.
Es algo muy grave traer algo inmundo a la casa de Dios. La destrucción vendrá con toda seguridad. Dios hablaba en serio cuando dijo lo siguiente a los hijos de
Israel:

“Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. (Éxodo 34:14)
Recuerde que Dios es un Dios celoso. ¡Usted no puede adorar a Dios y a algo más! Usted no puede servir a Dios y honrar o adorar a algo más.


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