¿Por qué hay creyentes todavía derrotados y
oprimidos por las maldiciones? La respuesta es: Por la ignorancia de ellos. Uno
no puede librar una batalla que no ve o que no sabe que existe. Nadie puede
derrotar a un enemigo que ni siquiera sabe si lo está atacando. La Palabra de Dios dice lo
siguiente:
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. (Óseas 4:6)
Por
tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria
pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. Por eso ensanchó su interior
el Seol, y sin medida extendió su boca. (Isaías
5:13,14)
Porque
escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da
vida a sus poseedores. (Eclesiastés
7:12)
Para
que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus
maquinaciones. (2 Corintios 2:11)
La Biblia dice con toda claridad que el pueblo de
Dios sufrirá y que al final será llevado a la cautividad si continúa en la
ignorancia y el pecado, y esto se aplica en el caso de las maldiciones. Con
muchísima frecuencia, los cristianos no se dan cuenta de que llevan maldiciones
sobre ellos. Por lo tanto, no las pueden enfrentar y se limitan a preguntarse
por qué siempre padecen sufrimientos.
El argumento más común que escuchamos de las
personas es el siguiente: “No creo que Dios me haga responsable de algo de lo
que no estoy consciente. No creo que Él permitiría que venga una maldición
sobre mi vida si no sabía que lo que estaba haciendo era incorrecto.”
Amados hermanos y hermanas: Tenemos que
decirles que Dios sí nos hace responsables de todo lo que está dicho en su
Palabra. El nos ha dado abundante información a través de toda la Biblia. Por lo tanto,
no tenemos ninguna excusa.
Veamos lo que dicen los siguientes pasajes:
Y si
no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a Jehová en expiación por su
pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el
otro para holocausto. (Levítico 5:17)
Cuando
sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque
aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él
misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó. (Isaías 27:11)
Oye,
tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos;
porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.
(Jeremías 6:19)
Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el
conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu
Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. (Óseas
4:6)
Si usted no lee ni estudia la Palabra de Dios, está
rechazando el conocimiento, y las consecuencias de este pecado son realmente
serias. No obstante, hemos creído en un Dios misericordioso que está presto a
perdonamos si nos arrepentimos, y además, contamos con la ayuda del Espíritu
Santo que mora en nosotros.
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