Ahora que sabemos cómo puede Satanás obtener
el derecho de maldecirnos y las demás fuentes de las maldiciones, podemos considerar
cómo quebrantar toda maldición. Los pasos concretos que debemos tomar
dependerán de la clase de maldición de que se trate.
Si la maldición proviene de Dios, siga estos
pasos:
Primer
paso:
Reconozca su pecado y los pecados de sus antepasados. Luego confiéselos a Dios
y arrepiéntase de ellos, pidiendo perdón y limpieza.
Apártese del pecado y de las cosas que
desagradan a Dios. ¡Enderece su vida!
•
Segundo paso: Pida a Dios que quite la maldición que ha colocado sobre su vida.
•
Tercer paso: Ordene a cualquier demonio que esté actuando en su vida por causa del
pecado, que huya inmediatamente en el nombre de Jesucristo.
Si la maldición viene de Satanás y él tiene
el derecho legal de actuar estos son los pasos a tomar:
•
Primer paso: Confiese y reconozca el pecado que le dio a Satanás o a sus servidores
el derecho de colocar la maldición contra usted. Arrepiéntase y pídale a Dios
que lo perdone y lo limpie.
•
Segundo paso: Hablando en voz alta, ejerza autoridad sobre la maldición en el nombre
de Jesucristo, y ordene que sea quebrantada en ese mismo momento.
Ejemplo: “¡En el nombre de Jesucristo, ejerzo
autoridad sobre esta maldición de _____, y ordeno que sea rota en este
instante!”
•
Tercer paso: Ordene a todos los espíritus malignos que tienen que ver con la
maldición, que huyan inmediatamente en el nombre de Jesucristo. Ejemplo: “¡En
el nombre de Jesucristo, ordeno a todos los espíritus malignos que tienen que
ver con esta maldición que me abandonen en este instante!”
Si Satanás lo ha maldecido sin el legítimo
derecho de hacerlo, haga entonces lo siguiente:
•
Primer paso: Hablando en voz alta, ejerza autoridad sobre la maldición en el nombre
de Jesucristo y ordene que sea quebrantada de inmediato. Ejemplo: “En el nombre
de Jesucristo, ejerzo autoridad sobre esta maldición de ______, y ordeno que
sea quebrantada en este instante!”
•
Segundo paso: Ordene a todos los espíritus malignos que tienen que ver con la
maldición que huyan inmediatamente.
Ejemplo: “En el nombre de Jesucristo, ordeno
a todos los espíritus malignos que tienen que ver con esta maldición que me
abandonen en este instante!”
Estos son los pasos fundamentales en cuanto a
deshacer maldiciones. En algunos de los ejemplos específicos que consideraremos
más adelante, daremos procedimientos más detallados referentes a cada
circunstancia en particular.
Autoridad y responsabilidad
Algunos
cristianos creen, lamentablemente, que no tienen que preocuparse en lo más
mínimo de las maldiciones, dando por sentado que Dios se ocupará de ellas. Sin
embargo, Jesús nos dice con toda claridad que El nos ha dado autoridad sobre Satanás
y su reino. (Véanse Lucas 10:19; Marcos
16:17; 2 Corintios 7:1.) La autoridad trae aparejada la responsabilidad. Por
lo tanto, tenemos la responsabilidad de quebrantar cualquier maldición que haya
sido colocada contra nosotros. Jesucristo nos dio el poder para hacerlo, y El
espera que usemos esa autoridad que se nos ha dado en su nombre.
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